
Carmen Sánchez Maíllo es secretaria académica del Instituto CEU de Estudios de la Familia. / Crédito: San Pablo CEU
Madrid, España, 1 de julio de 2025 / 09:00 am (CNA).
Analizando las consecuencias de la ley que equiparaba las uniones entre personas del mismo sexo con el matrimonio en España hace 20 años, Carmen Sánchez Maíllo, secretaria académica del CEU (Centro de Estudios Universitarios, por sus siglas en español) Instituto de Estudios de la Familia, considera que el estatuto es difícil de revocar pero «no imposible».
El 1 de julio de 2005, la cámara baja de España aprobó la ley que el entonces presidente José Luis Rodríguez Zapatero anunció un año antes que su Gobierno introduciría. El artículo 44 del Código Civil se reformuló como sigue: «El matrimonio tendrá los mismos requisitos y efectos cuando ambas partes sean del mismo sexo o de sexos diferentes.»
España se convirtió así en el tercer país del mundo, después de los Países Bajos y Bélgica, en equiparar el matrimonio con las uniones del mismo sexo, lo que también permitió a las parejas del mismo sexo solicitar la adopción de niños en los dos últimos.
Pocos días antes de la votación final, se celebró en Madrid una gran manifestación con el tema «La familia importa, para un padre y una madre». Numerosos grupos cívicos participaron en el acto, que contó con el apoyo explícito de la Iglesia Católica del país.
Se pudo ver a unos veinte obispos españoles marchando por las calles de la capital de España, incluido el entonces presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Antonio María Rouco Varela.
El 30 de septiembre de 2005, el Partido Popular (PP) interpuso un recurso ante el Tribunal Constitucional alegando que la ley «desnaturaliza la institución del matrimonio» y viola numerosos artículos constitucionales. El tribunal nunca se pronunció sobre la apelación hasta siete años después, en 2012, cuando la rechazó.
A pesar de su oposición inicial, el PP ha apoyado de todo corazón las llamadas celebraciones del orgullo LGBTI durante años, como se evidencia en sus redes sociales.
En los seis meses restantes en 2005 después de la entrada en vigor de la ley, se celebraron 1.269 uniones entre personas del mismo sexo, principalmente entre hombres, una tendencia que continuó hasta 2018, cuando las uniones entre mujeres se hicieron más numerosas.
En comparación con todos los matrimonios, las uniones del mismo sexo han pasado de representar 1% de la población total a 4% en dos décadas.
Hablando con ACI Prensa, el socio de noticias en español de CNA, Sánchez dijo que «dar la vuelta a estas cuestiones es difícil [pero] no imposible» y que para lograrlo se requiere una «gran determinación» por parte de una mayoría parlamentaria.
Como precedentes en el campo del derecho de familia, citó los casos de Eslovenia y Hungría, mediante referéndum y legislación, respectivamente, y con respecto al derecho a la vida, la anulación por el Tribunal Supremo de los Estados Unidos de Roe v. Wade, que devolvió la cuestión a las legislaturas estatales.
«La ideología de género se ha extendido por la legislación española»
En opinión de Sánchez, la ley que equipara el matrimonio con las uniones entre personas del mismo sexo «afecta al concepto mismo de matrimonio, sus propósitos y su función social de tal manera que se desnaturaliza», pero ese no es su único efecto.
Con estos sindicatos, «se abrió una brecha en muchas cuestiones, una punta de lanza a través de la cual una ideología entra y afecta plenamente a la política y la legislación», añadió.
«La ideología de género se ha extendido por la legislación española», señaló Sánchez, con importantes «implicaciones sociales, culturales y demográficas».
Centrándose exclusivamente en la ley que equipara las uniones del mismo sexo con el matrimonio, Sánchez enfatizó el impacto especial en los menores: «En este tipo de unión, uno de los dos modelos a seguir, paterno o materno, está ausente», lo que perjudica a los menores «que necesitan ambas figuras» en sus vidas.
En el caso de los niños, la figura paterna ofrece «un modelo de virilidad, de masculinidad, que hoy son palabras políticamente incorrectas», al igual que «la caballería» o la «nobleza», señaló.
En el caso de las niñas, la figura paterna «es extremadamente importante para su autoestima, identidad y seguridad. Compararán cualquier relación que tengan con su figura paterna».
Por su parte, la figura materna «proporciona esa ternura, ese afecto, y también es necesaria para los hijos e hijas».
Para Sánchez, este tipo de ley también conlleva el peligro de que «los niños puedan ser explotados en debates ideológicos», lo que va en contra del interés superior del niño.
A este respecto, señaló que lo que es «más saludable y equilibrado» es tener ambos progenitores, hombres y mujeres, y que «el interés superior del niño es un matrimonio» con ambos modelos a seguir.
Por otro lado, la infertilidad natural de las relaciones entre personas del mismo sexo tiene otros efectos. En el caso de dos hombres, este tipo de leyes se convierten en «una palanca» para recurrir a la gestación subrogada, que «modifica el cuerpo femenino» y que, señaló Sánchez, «está prohibida en España desde 2006».
En el caso de las parejas lesbianas, la actividad sexual naturalmente infértil lleva a algunos a recurrir a técnicas de reproducción asistida. En opinión del investigador, más allá de cómo estos procedimientos afectan a la dignidad de la vida humana, «se trata de un problema enorme, ya que se trata de niños nacidos sin una figura paterna conocida e identificada».
La importancia de nutrir el matrimonio
Ante esta situación, Sánchez propuso destacar el testimonio de «matrimonios fuertes, estables y unidos», incluidas las familias numerosas, que ofrecen «una imagen que la sociedad necesita», de familias que viven la vida con alegría.
Además, dijo que cree que es necesario «hablar bien del hecho de que un matrimonio fuerte y unido es posible» y que las familias se ayuden mutuamente, porque «un matrimonio siempre necesita apoyo», ya sea de otros cónyuges, expertos o consejeros.
«Hay un deseo inscrito en el corazón humano de amar y ser amado, y debe nutrirse en todas las etapas de la vida», explicó Sánchez, quien destacó que el matrimonio es una institución «muy bien diseñada». Es el plan de Dios para la persona. Es una vocación natural».
«Estamos llamados a esta comunión de personas, a una unión muy profunda entre marido y mujer, para la familia, y los hijos necesitan que sus padres se amen entre sí y necesitan esos dos modelos a seguir que forman la forma en que ven el mundo», explicó.
Esta historia fue publicado por primera vez por ACI Prensa, socio de noticias en español de CNA. Ha sido traducido y adaptado por CNA.
