
San Juan Pablo II en el Papamóvil en medio del entusiasmo de 2 millones de jóvenes en la Jornada Mundial de la Juventud en 2000. / Crédito: Medios Vaticanos/Osservatore Romano
Ciudad del Vaticano, 28 de julio de 2025 / 08:00 am (CNA).
Han pasado veinticinco años desde que San Juan Pablo II transformó la explanada de Tor Vergata en el sur de Roma en el corazón palpitante de la joven Iglesia para la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud en 2000. Ahora, esa misma zona, de más de 200 acres y mejor conocida por ser el sitio de una de las principales universidades públicas de Italia, se está preparando para dar la bienvenida a una nueva generación.
Una vigilia y una misa con el Papa León XIV tendrán lugar allí del 2 al 3 de agosto. Estos dos eventos serán el epicentro de la Jubileo de la Juventud, que el Papa presidirá del 28 de julio al 3 de agosto y durante el cual se espera que miles de jóvenes pasen la noche en tiendas de campaña en el sitio.
La celebración recuerda inevitablemente el momento hace un cuarto de siglo cuando 2 millones de jóvenes esperanzados, despreocupados por el calor y la incomodidad de dormir al aire libre, inundaron las afueras de Roma con su fe radiante. Como dijo el Papa polaco en ese momento: «Hicieron un ruido en Roma que nunca será olvidado».

Un santuario al aire libre
En aquellos días de agosto de 2000, San Juan Pablo II estaba físicamente débil, pero creó un vínculo duradero con los jóvenes, visible en cada gesto que hizo y cada palabra que pronunció. Tor Vergata se convirtió en un santuario al aire libre, donde el dolor de las guerras del siglo XX y la esperanza del tercer milenio se unieron.
Durante el vigilia y Misa, el pontífice pronunció palabras que aún resuenan fuertemente: «¡Si eres lo que deberías ser, prenderás fuego al mundo entero!»
Pero el aspecto más poderoso no fue el contenido del mensaje del Papa, sino la fuente: El mismo Cristo.
«Es Jesús, de hecho, el que buscas cuando sueñas con la felicidad», proclamó San Juan Pablo II, esbozando un camino espiritual que transformó la Jornada Mundial de la Juventud en mucho más que un acontecimiento. Se convirtió en un viaje vocacional, comunitario y misionero que ha quedado grabado en la memoria de muchos jóvenes que desde entonces han dirigido sus vidas hacia Dios.

León XIV ahora lleva la antorcha
El Papa pide a los jóvenes que regresen a Tor Vergata con renovado vigor. El imponente escenario de 15,000 pies cuadrados para León XIV se ubicará en el mismo lugar que en 2000 como símbolo de continuidad.
Al igual que entonces, se espera un número masivo de peregrinos (un millón, según las estimaciones de los organizadores), muchos a pie, otros en autobús, pero todos con un deseo compartido: experimentar un momento con el sucesor de Pedro que transformará sus vidas para siempre.
Organizar el evento ha sido un monumental esfuerzo logístico y tecnológico: Hay 355 tiendas gigantes, 179 torres de audio y video, 2,000 altavoces, casi 26,000 pies cuadrados de pantallas gigantes, 110 generadores y 122 cámaras de vigilancia. Habrá una sala de control de 4,300 pies cuadrados y acceso garantizado a Internet gracias a 12 millas de cable de fibra óptica y nueve millas de cableado eléctrico.
«Queremos garantizar no solo la seguridad, sino también una experiencia espiritual y comunitaria del más alto nivel», explicó Agostino Miozzo, jefe de logística de la ciudad de Roma, en una conferencia de prensa.
Un mundo diferente, pero el mismo mensaje
Aunque el mundo ha cambiado profundamente desde 2000, el núcleo del mensaje permanece. En ese momento, San Juan Pablo II denunció el siglo XX como una era de odio y guerras fratricidas. Hoy, León XIV hereda un mundo mucho más fracturado con nuevas divisiones sociales: la soledad digital, las guerras olvidadas, las crisis climáticas, las injusticias económicas y la creciente desconfianza hacia las instituciones, incluida la Iglesia Católica.
Frente a este panorama, el Jubileo de la Juventud no será un simple encuentro festivo, sino un renovado «mandato misionero» en continuidad con el que tuvo lugar hace veinticinco años. Los jóvenes de hoy, al igual que los de entonces, están llamados a ir en contra de la corriente, a no resignarse o anestesiar su deseo de Dios.
Como dijo Juan Pablo II: «Es Jesús quien despierta en vosotros el deseo de hacer algo grande de vuestras vidas».
Esta historia fue publicado por primera vez por ACI Prensa, socio de noticias en español de CNA. Ha sido traducido y adaptado por CNA.
